inánimas en la hierba

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Bajo la hierba, sobre la hierba: la hierba

Dicen que para ahorrar cuerpo
aquella vez enterraron a cinco tipos en uno solo.
Y ahí siguen los cinco.

Bajo la hierba, sobre la hierba
Álvaro habla

“No soy nada.
Nunca seré nada.
No puedo querer ser nada.
Aparte de eso, tengo en mí todos los sueños del mundo.

Fallé en todo.
Fui hasta el campo con grandes propósitos.
Mas allá encontré sólo hierbas y árboles…”

Bajo la hierba, sobre la hierba: la hierba
Dicen que para ahorrar cuerpo
aquella vez enterraron a cinco tipos en uno solo.
Y ahí siguen los cinco.

Bajo la hierba, sobre la hierba
Fernando habla

“Vengo del lado de la Beja.
Voy al centro de Lisboa.
Nada traigo y nada encontraré.
Tengo el cansancio anticipado de lo que no encontraré
Y la nostalgia que siento no es del pasado ni del futuro.
Dejo escrita en este libro la imagen de mi designio muerto:
Fui como hierbas, y no me arrancaron”.

Bajo la hierba, sobre la hierba: la hierba
Dicen que para ahorrar cuerpo
aquella vez enterraron a cinco tipos en uno solo.
Y ahí siguen los cinco.

Bajo la hierba, sobre la hierba
Alberto habla


“Cuando la hierba crezca sobre mi sepultura,
sea esa la señal para que me olviden totalmente.
La Naturaleza nunca recuerda y por eso es bella.
Y si tuvieran la necesidad enfermiza
de "interpretar" la hierba verde sobre mi sepultura,
digan que continúo verdeciendo siendo natural”.

Bajo la hierba, sobre la hierba: la hierba
Dicen que para ahorrar cuerpo
aquella vez enterraron a cinco tipos en uno solo.
Y ahí siguen los cinco.

Ricardo y Bernardo callan.
Al igual que nosotros,
esta noche,
sólo han venido a escuchar
un poco de música
en los desiertos del mundo.








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inánimas del hacer

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Compañía: unión de compañeros,
los que "comparten el pan"

Ánimas: entidades que habitan
y dan cinemáticas a un cuerpo.

Fabulando: fabular, f 'ablar-phablar:
el hacer del habla.

Ningunaparte: centro de cualquier universo infinito:
Ningunaparte es, entonces, Todaspartes.




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inánima del fin y otros fines

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Antes, el fin de una guerra dejaba un sembradío de cadáveres sobre los campos para que florezcan los héroes victoriosos en el altar de los templos y en el trono de los palacios.

Eso era antes.
Ahora, sucede lo mismo.







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inánima de los que se van

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A David Lagmanovich,
In memoriam















Soñé largamente con mi amigo muerto. No sé
si está tratando de decirme algo, o soy yo
quien intenta volverlo a la vida.

David Lagmanovich. “El amigo muerto”



Así que usted se fue de viaje, de un día para otro, no, de un momento para otro, sin advertirle a los amigos No me busquen, no me llamen, por un tiempo no voy a andar por aquí.

Y yo que tenía tantas cosas que decirle. Usted me dirá, ¿y por qué no antes? Hubo ferias, carnavales, romerías, hubo ciudades en primavera, con mesitas en las veredas moteadas de sol y árboles de buena sombra, y saber que el mar centelleaba a lo lejos, invisible pero cierto. Es que siempre me sentí un poco fuera de foco al lado suyo, una mala fotografía de mí misma, con una voz que chirriaba y decía cosas incongruentes, como traducidas por un amanuense corto de vista e ignorante del idioma (de cualquier idioma), y de todos modos había mucho ruido, siempre había una música demasiado fuerte, o se hablaban todas las lenguas de Babel, y entonces no se sabía en qué banda sintonizar el mensaje.

Por otra parte, cada vez que usted estaba frente a mí como sabiendo, yo me olvidaba de repente qué decirle, o más bien se disparaba el corrector automático y me subrayaba todo con rojo, y entonces venía el otro, el que siempre me convence de que es mejor el silencio.

Lo peor es que tienen razón. Nada de lo que yo pueda decirle es mejor que el silencio. Por eso escribimos, porque la musiquita de las teclas golpeadas por las yemas de los dedos es tan leve que se confunde con el ritmo de la sangre en los corredores de adentro.

¿Qué piensa usted, que tanto ha escrito; no: que todavía sigue escribiendo? Será que lo que escribimos no es otra cosa que un trazo de silencio, silencio puro enmascarado con los subterfugios del habla. Porque veo que otra vez doy vueltas y vueltas sobre lo mismo, sin lograr que usted se dé vuelta a mirarme, que usted vuelva sobre sus pasos, que usted no cruce esa calle, que usted no trasponga esa puerta, que no pase ni a veinte metros, ni a veinte años, de ese umbral.

Yo sé que si usted me viera gesticulando inútilmente en la penumbra usted trataría de disipar el malentendido. Pero si yo no temo por usted, pero si yo ya sé que usted conoce de sobra las calles de este arrabal –o las de Barcelona, o las de Ginebra, o las de San Miguel de Tucumán, para el caso es lo mismo- porque las ha recorrido en sueños, en vigilias, en cuerdas de violín, descalzo, en hilos de la virgen o babas del diablo, en fotografías que en este momento se han desparramado por el aire, por el aire de octubre que acaba de volar la ventana. Usted trazó todas las coordenadas, las líneas de fuga, con su lápiz de ingenio dibujó tantos esbozos como maneras imaginables de pasar para el lado de allá; algunos dijeron que eran conjuros, obturación de túneles para prevenir los derrumbes (¿vio? Todos nos hemos contagiado un poco del lenguaje minero, hoy en día). No: usted se ensayaba. Digo mal –otra vez, vea usted cómo me confundo, qué malamente uso las palabras. El que ensaya poda, corrige. En cambio usted multiplicaba, inventaba. Igual que el caricaturista que dibuja una puerta, y después la abre, y pasa a través.

Y yo gritándole no dibuje, la puerta no, el umbral no, no los arcos de medio punto, uno detrás del otro, siempre otro detrás de todos.

Y después de todo qué. Como una hilera de hormigas, como el reguero de migas que se comieron los pájaros, todos escribiremos ese cuento que no termina. ¿Sabe usted el final? ¿Es cierto que en verdad termina, sólo que está escrito con tinta fantasma (jugo de limón, ¿se acuerda?) para que no lo lean los padres, los duros padres, los temerosos, los obedientes, los comprensivos, los olvidadizos padres que ya no recuerdan que el cuento de hadas lo escribieron ellos, en su día, también con tinta fantasma.

Le advertí que esto iba a pasar. Yo bordando cadenetas alrededor de un hueco mientras se progresa en la construcción del monumento, ya establecimos las estatuas, igualito que en el Pere Lachaise, ya elegimos la elegía, lapidamos la lápida.

Cincuenta escribas están grabando su nombre en cada línea de cada página de los cincuenta volúmenes de homenaje a su nombre. Se olvidaron. Usted ya les dijo que no se llamará más hijo del pan sino palabra. A secas: palabra; usted dijo que en el otro lado no se anda con ceremonias ni se cuelgan los títulos enmarcados en la pared. O a lo mejor no lo dijo y a mí me pareció habérselo oído. Pero no me haga caso. A mí me parece que las palabras me marean, tienen el comportamiento del vino: entran dulcemente, y adentro crecen como helechos, o florecen de manera escandalosa.

Lo cierto es que tampoco ahora he logrado decirle todo eso que desde hace tanto tiempo llevo conmigo para usted. Pero quizás no haga falta. Usted nos pesca al vuelo, maestro.


Graciela Tomassini
Publicado en HACEDORES DE PALABRAS
Sábado 30 de octubre de 2010

















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Inánima de mercado

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El Mercado Libre nos regala monedas para colgarnos del cuello. Para colgarnos del cuello, a nosotros.
En la cara de la moneda puede leerse: “Competir”. En la seca: “Es Bueno”.
La moneda gira en el aire y proclama: Competir es bueno. Competir es bueno.

Si competir es bueno, no competir es malo.
Por eso,
amar es malo, soñar es malo, crear es malo, construir es malo.

Si competir es bueno, no competir es malo.
Entonces,
ser solidario resulta catastrófico para tu chanchito de monedas.

A propósito de chanchito de monedas. En los jardines de infantes también regalan monedas para que los niños ya vayan grabando en su espíritu lo único que importa.
El Mercado de la Libertad llama a esta moneda, moneda “amiguita”. Moneda amiguita.

En la cara de esta moneda puede leerse: “A mí”.
En la seca: “Guita”.




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inánima de pesadillas

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PESADILLA EVOLUTIVA

Algún ente de orden desconocido induce el sueño a los gnomos que habitan los Cárpatos.
En consecuencia, estos gnomos padecen el espantoso prodigio de una pesadilla cíclica y permanente: sueñan que son hombres.

Incapaces de soportar el horror de estos sueños, todos los gnomos de los Cárpatos se suicidan en masa.



Al poco tiempo, el mismo ente de orden desconocido repite la inducción al sueño en una especie de monos que habitan las selvas de África.
Y es así que estos monos, cada noche de todas las noches, sueñan que son hombres.

Tales bestias irracionales, incapaces de significar lo que se cifra en la pesadilla cíclica, evolucionan hasta alcanzar las nefastas consecuencias que aún hoy siguen ignorando.




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inánima en la mirada

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[MIRADA 5]

Querida Medusa, hace tanto que no nos vemos que seguro que si nos encontramos en la verdulería no vamos a reconocernos. Me pasó con la mujer de Lot el otro día en el súper. Ella andaba del brazo con el marido empujando un changuito entre las góndolas de sal gruesa. Le chisté pero no se quiso dar vuelta. No sé, o no me vio o no quiso mirar.

Te extraño querida Medusa. Para colmo el barrio está cada día más aburrido. La mirada de la gente continúa siendo una plana: norte sur este oeste y pará de contar. Antes era otra cosa, ¿te acordás? Aquellas noches con Galileo ojeando el cielo, o las madrugadas con Marechal contemplando los abismos de Cacodelphia.

No sé. Antes mirar era otra cosa ¿Será culpa de la tele? Qué se yo.
Bueno querida, a ver si venís. Te compré un espejo en la feria de artesanos. Sé que nunca tuviste uno.

Te dejo una reflexión: “No es posible mirarse dos veces en el mismo río. Tampoco es posible mirarse una vez en el mismo río”.
Contestame este e-mail, no seas chanta



[MIRADA 6]

Perse, mi amor, qué gusto tener noticias tuyas. No te pongas mal y tampoco vivas del pasado. ¡Qué tendría que decirte yo entonces!

El otro día abrí una cuenta en facebook y subí una foto mía. No te voy a mentir, es una foto de cuando era más pendex, pero hoy por hoy todos macanean. La cuestión es que, desde que subí la foto, ninguno de los amigos que tenía en la red ha vuelto a visitarme.
Que se vayan todos al diablo, no voy a andar rogándole a nadie.

A otra cosa. Te prometo, Perse de mi alma, que apenas pueda voy a saludarte. No sabés las ganas que tengo de verte.

Te devuelvo otra reflexión: “Sólo la mirada de un ciego puede ir más allá de lo evidente”.

Chau chau.





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inánima de la mentira

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PANDEMIAS


Comprobé que me había contagiado la enfermedad del recuerdo de lo que nunca fue.

He muerto entonces de gripe global, de inseguridad urbana, de vacas locas, de dengue, de televisión, de vampirismo, de dios, de terrorismo islámico.

Y sin embargo sigo aquí, esperando nuevas mentiras para seguir muriendo.





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inánima del deseo

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DEL DESEO DE ALAS
 























Dicen que, en su patético deseo por regresar al cielo, los ángeles caídos son estafados desde siempre por hombres inescrupulosos.
Estos hombres los engañan vendiéndoles alas.
A lo largo de la historia, estos vendedores de alas han pagado los oficios de los más grandes maestros de la escultura y de la pintura universal para que ilustren las supuestas bondades de dichas alas.
Los templos, los museos y las enciclopedias dan prueba de este fraude miserable.
Claro está, las imágenes son tan falsas como las alas.
Pero lo ángeles, en su patético deseo por regresar al cielo, son seducidos por el engaño y vuelven a caer desde escarpados acantilados o monstruosos rascacielos.

Extrañamente, en los últimos dos mil años no se han registrado reclamos.

Es cierto.
Y también se dice que los ángeles no resisten una segunda caída.
Y que la humanidad guarda un sospechoso silencio sobre el asunto.
Esto, también es cierto.




PUBLICACIÓN ORAL
Septiembre de 2010




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inánima de los monstruos [II]

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CREATURA
 




La luz retorna al centro mismo del relato.
Parada en este llano ilimitado elevo mis ojos al cielo. Imploro.
Busco al que, en este instante, está leyendo mis palabras.
Alcanzo a ver los ojos del lector más allá de las nubes y del cenit.
Pregunta entonces la tinta de mi vista al que observa: ¿Qué será de mí? Y el eco se petrifica en bandadas de luz: ¿Qué será de mí?

Mas el lector, como todo dios descubierto, es un monstruo que desvía su mirada hacia el silencio y huye.

Vuelvo a mi soledad que espera en el centro mismo de un relato.
En la oscura quietud del tiempo suelo soñar otro monstruo que deshoja el firmamento. Otro dios que, tal vez, sea capaz de sostener la mirada de sus criaturas hasta el fin de los cuentos.


PUBLICACIÓN ORAL
Septiembre de 2010




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inánima del sinónimo

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Recortes de una conferencia de Benedicto Espinosa  acontecida en los laboratorios
de La Biblioteca Fabularia.


El tipo pregunta a los presentes ¿Son ustedes personas alfabetizadas?
Los presentes responden afirmativamente.
El tipo pregunta a los presentes ¿Conocen entonces el alfabeto?
Los presentes responden afirmativamente.
El tipo pregunta a los presentes ¿Qué letra sigue a la letra Eta?
Los presentes no logran responder.
El tipo mira el busto de la mujer sentada en la primera fila.
La mujer se ofende.

El tipo dice Digo que una persona alfabetizada no necesariamente es una persona que sabe leer.
El tipo también dice También digo que, apestados por las sinonimias, resulta comprensible confundir alfabeto con abecedario.
Y el tipo sigue Y sigo, también suele confundirse un diccionario con un definicionario; he visto a más de uno buscar una definición en un diccionario.
Luego, el tipo agrega Agrego que incluso están los que creen que un diccionario es un compendio abecedario de verdades.
El tipo mira el busto de la mujer sentada en la primera fila.
La mujer se ofende.
El tipo se disculpa Discúlpeme estaba recordando la continuidad de la letra Eta.

El tipo dice Todo saber implica, al menos, una ignorancia. Un estado de saber puede cristalizarnos en lo inerte. En cambio, la ignorancia propicia el hacer.
El tipo desea Deseo ser más un deseo de hacer que una moral dogmática acerca del saber. Saber que somos ignorantes, de eso se trata. Y no me vengan con la retórica soberbia, falaz y estúpida de un "sólo sé que no sé nada". Y menos ustedes que además, por definición política, son todos ignorantes.
La mujer de la primera fila se ofende.
El tipo le dice que no se ofenda No se ofenda, ¿acaso no es usted argentina?
La mujer de la primera fila lo mira con odio.
Entonces el tipo le recuerda Le recuerdo "argentino ignorante", tiene usted la doble virtud de la ignorancia.
La mujer de la primera fila no comprende.
El tipo pregunta ¿No comprende?
La mujer baja la vista.
Entonces el tipo vuelve a mirar el busto de la mujer.
Y pregunta ¿Será la Teta?


y no fue la ignorancia
la que llevó a los escribas castillanos
a poner a la Teta el corpiño Theta o Tita



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inánima de los monstruos

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la monstruo del museo

Ella fluía sonámbula por las galerías del Museo de Bellas Artes. Ella, la Casta Niño: esencia oculta en los arcanos del lugar. La hermosura hermafrodita de su desnudez era tal que los espejos, incapaces, le negaban el don de sus oficios.

Ella caminó por la galería de mis ojos hasta perderlos en el espanto del deseo. Ciego, desperté inmerso en las tinieblas del pudor. Mi mano agregó su nombre a los índices de un bestiario clandestino y obsceno.
Entonces supe que los monstruos más terribles se nos presentan bajo la forma más perfecta de la belleza.

En los alrededores del museo, las estatuas, temblaron conmigo.





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inánima del alma

almafuera



















Los vecinos de calle Rueda creen que el alma se aloja en el interior de las cosas.
Los de calle Italia, en cambio, han descubierto que el alma de una cosa está fuera de la cosa y que todos seguimos, de un modo intuitivo, el recorrido que hace el alma nuestra en su deriva por el mundo.

Por eso las cosas y las gentes se mueren cuando pierden el rastro de su alma tras algún tapial descascarado, en ciertos pesares de amor o diluido en la lluvia que escurre por la boca de agrias alcantarillas del tiempo.

Dicen, también, que los gatos de calle Italia son videntes, que pueden ver el alma de las cosas. Y que si una mujer se pone lágrimas de esos gatos en los ojos también puede verlas.
No sé. Yo todavía no hice la prueba.







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inánima de lo bello

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La estética del imperio se nombra "belleza".
La estética de los sometidos, "ignorancia".



















La peste que incuba una rata del templo la torna horrible ante los ojos de los fieles.
La peste que incuba un ángel del dogma lo vuelve celestial y divino.
La rata y el ángel. La una les devora el cuerpo. El otro, les corrompe el alma.






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inánima de (a)dioses y de balas

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Corderos de Horacio (Ferrer)

1. Lacan y Eva.

Ratifico mi ignorancia: Recién hoy me entero, gracias al aporte de un puñado de Lacan(y)Anos, que el profeta Jacques creó la matema-tica allá por el año 1971 de nuestroSeñor.

Tica del matema: Ciegos que ad-miran el traje nuevo del rey desnudo.

2. Darwin, el win(g) izquierdo de Dios.

Dios es el principio, luego: Darwin es la evolución de Dios.
Dios es el Principio, luego: Darwin es una evolución de Dios.

Darwin, cordero de Dios: Carlitos, mono de Dios.
Todas las voces son la voz de Dios, luego: el hombre desciende del mono-logo de Dios.

Evolución de las especias: la sal no sala y el azúcar no endulza porque no son especias pero el orégano no oregana, Merlo no mostaza, el tomillo no tomilla, el clavo no clava y la nuez ya no es de Adán porque Adán se ha vuelto nadA.






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inánima de la espera-nza

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1. Y dijo el Profeta a los discípulos: Id por todo el orbe y predicad la Esperanza a todas las criaturas.
2. Enseñad a las gentes la virtud de esperanza.
3. Para que guarden cuanto os he mandado.
4. Quien crea en la esperanza se salvará. Mas aquel que no crea se condenará.
5. Y estas señales darán los que crean:
6. Hablarán nuevas lenguas y echarán a los desesperados.
7. Asentaos en la ciudad hasta que os sea dado poder de lo alto.

Y la doctrina de la esperanza fue buena cosa entre todas las criaturas del orbe.
Y la desesperanza y los desesperados fueron mala cosa en las Tablas de la Ley.
Y sometidos a la esperanza todos se condenaron a esperar.
Y el Profeta y los discípulos hicieron imperios a su imagen y semejanza.
Y los esperanzados corderos a-penas esperan el Paraíso Prometido en otra vida.

Esperanza: esperar es bueno.
Desesperanza: dejar de esperar, hacer algo, es malo.

Desesperados aquellos que dejan de esperar para hacer algo en la vida porque de ellos será el reino de este mundo.



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inánimas en la mesa de luz

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Tareas de oficio y olvido
(5 al 11 de junio de 2010): a laburar...

1. Ciro Fogatta: piromántico orgánico.


2. La desesperanza nos hará libres. La esperanza nos propone estatuas. Desesperados aquellos que dejan de esperar porque de ellos será el reino de este mundo.


3. Cruz y Ficción del clavo. Un clavo crea una boca de tiempo en las paredes de la catedral. Clavos crucificados en paredes crucificadas.


4. Fábula rasa. Tabula rasa. Fábula raza. Rábula raso.


5. Vicio Visión: La otra versión de la verdad es, en verdad, apenas, otra versión. ¿Cuántas caras tiene una luna?


6. Consumir toda la vida, toda, hasta que nada quede de ella.


7. Hay más terror a la vejez que a la muerte. Consumir para no envejecer. Mantener el cuerpo en juventud eterna. Paradigma del vampiro. Es más fácil vender productos contra el envejecimiento que contra la muerte. El alma, como entidad superadora de la muerte, es un producto de escaso consumo que ya ni siquiera se comercializa en los templos.


8. Con su moda consumo. Consumo da consumo.


9. Intertextos de consumo. Las señoras que protestan contra los negritos adictos al poxi tienen el cerebro atrofiado de tanto aspirar productos de limpieza y cosmética.


10. Viaje a Horca. Historias de las almas que se elevan al cielo colgadas por el cuello.


11. Cámaras de Comercio. Los comerciantes de la región insisten en poner cámaras en las calles para que no se vean los robos que cometen en sus comercios a desprotegidos clientes. ¿Quién filma a los comerciantes cuando roban a la gente?



Respuesta a los escritores que manifiestan síntomas de adicción
al correo masivo y sistemático de autopromoción narconarciso.
Estigmados: se dice que la lectura suele neutralizar algunas
de las aberraciones inherentes al vicio de escritura compulsiva.
Hagan uso de la oferta: Lean.
En el próximo correo me mandan desarrollados,
al menos, dos puntos de la lista.




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