inánima del alma

almafuera



















Los vecinos de calle Rueda creen que el alma se aloja en el interior de las cosas.
Los de calle Italia, en cambio, han descubierto que el alma de una cosa está fuera de la cosa y que todos seguimos, de un modo intuitivo, el recorrido que hace el alma nuestra en su deriva por el mundo.

Por eso las cosas y las gentes se mueren cuando pierden el rastro de su alma tras algún tapial descascarado, en ciertos pesares de amor o diluido en la lluvia que escurre por la boca de agrias alcantarillas del tiempo.

Dicen, también, que los gatos de calle Italia son videntes, que pueden ver el alma de las cosas. Y que si una mujer se pone lágrimas de esos gatos en los ojos también puede verlas.
No sé. Yo todavía no hice la prueba.







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