el curacuento

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EL CURACUENTO

Macedonio Hernández 
PUBLICACIÓN ORAL EN EDICIÓN CYRANO




Es raro. En estos tiempos donde todo parece estar dicho uno casi nunca encuentra las palabras para escribir lo que siente.

Eso me pasa esta noche. Justo esta noche. Cuando un amigo necesita que le ponga palabras a lo que siento. Y yo, inútil. Vacío de palabras que puedan decir lo que siento.

Entonces, buscando palabras para un poeta sin palabras surge del cielo negro y naufragado el viejo Vinicius.
Y el viejo Vinicius me presta palabras para el amigo sin palabras.
Y me dará el milagro de contar, como en una película en un cine de barrio…

Toma 1. Escena 6: Vamos a ver quién se queda cuando termina la joda. Vamos a ver, Vinicius…

“¿Quién pagará el entierro y las flores
si yo muero de amores?
¿Qué amigo será tan amigo
que en el entierro esté conmigo?
¿Quién, en medio del funeral
dirá de mí: “Nunca hizo el mal…?
¿Quién borracho, llorará en voz alta
por no haberme traído nada?
¿Quién deshojará violetas
en mi tumulto de poeta?
¿Quien lanzará tímidamente
al suelo un grano de simiente?”

Toma 2. Escena 5: Vamos a ver quién se queda cuando ya no hay más nada por tomar. Vamos a ver, Vinicius…

“¿Quién mirará, cobarde,
la estrella de la tarde?
¿Quién me dirá palabras mágicas
que hagan empalidecer a los mármoles?
¿Quién, oculta en velos oscuros,
se crucificará por los muros?
¿Quién, con el rostro descompuesto,
sonreirá: Rey muerto, rey puesto…?”


Toma 3. Escena 4: Vamos a ver quién se queda cuando ya no hay más nada. Vamos a ver, Vinicius…

“¿Cuántas, en presencia del infierno
sentirán dolores de parto?
¿Cuál la que, blanca de recelo,
tocará el botón de su seno?
¿Quién loca, ha de caer de
hinojos sollozando tantos sollozos
que despierte recelos?
¿Cuántos, los maxilares contraídos,
con sangre en las cicatrices
dirán: Fue un loco amigo…?”

Toma 4. Escena 3: Vamos a ver quién se queda cuando ya no hay. Vamos a ver…

“¿Qué niño mirando a la tierra
y viendo moverse a un gusano
tendrá un aire de comprensión?
¿Quién, en circunstancia oficial,
propondrá para mí un pedestal?
¿Qué llegados de la montaña
tendrán circunspección tamaña
que he de reír blanco de cal?
¿Cuál la que, el rostro al viento
lanzará un puñado de sal
en mi guarida de cemento?”

Toma 5. Escena 2: Vamos a ver quién se queda. Vamos a ver…

“¿Quién cantará canciones de amigo
el día de mi funeral?
¿Cuál la que no estará presente
por motivo circunstancial?
¿Quién clavará en el seno duro
una hoja oxidada?
¿Quién, con verbo inconsútil,
ha de orar: La paz le sea dada?
¿Cuál el amigo que, a solas consigo,
ha de pensar: No será nada…?”

Toma 6. Escena 1: Vamos a ver quién. Vamos a ver…

“¿Quién será la extraña figura
a un tronco de árbol recostada
con mirar frío y aire de dudas?
¿Quién conmigo se abrazará
y tendrá que ser arrancada?
¿Quién va a pagar el entierro y las flores
si yo muero de amores?” [1]

Vamos a ver quién se queda y quién se va. Vamos a ver…

En la cocina. Entre la ventana desde la que me observan las enredaderas y la mesa detrás de la cual estás diciendo:

Para qué recordar algo si todo será olvidado. Lo único que nos espera es el olvido.

En la cocina. Bajo la luna elíptica de la lámpara colgada del cielo raso y sobre la sombra barroca de mi cabeza desplomada en el suelo. En el foco de la oscuridad estás diciendo:

Nada escapa al dominio de esta ley del olvido. Ya nadie recuerda quién fue el creador de Dios. A los pocos años de vida ya olvidamos dónde estábamos antes de nacer.

cuál fue el primer cuento que escuché dónde está tu primer regalo de navidad cuándo descubrí la lluvia cómo era tu cuna quién me vio morir quién te vio morir

Ya nadie recuerda que nunca nos conoció.

Y si terminó acá voy a estar mintiendo. Y no sé, ni quiero mentir.
Porque siempre y siempre va estar ella para poner su palabra de Vitaluna y decir:

"Escribo un cuento hoy para curar alas. El curacuento escribe que sueña que sana las alas de la paloma escriba y reconforta al pájaro lector. Sueño que escribo y escribo, escribo que sueño y sueño. El curacuento sueña y escribe, escribe y sueña, escribe y cura". [2]

Y entonces, mañana, Vinicius, el poeta y todos, vamos a estar curados.


[1] Fragmentos de "La Hora íntima" | Vinicius de Moraes
[2] El Curacuento | Silvina Vital





B   A   B   E   L   B   A   B   E   L
el que lo encuentra es bara él









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